Debate crecidas: las inundaciones en Zaragoza y su entorno

Ebro Zaragoza Juan Bautista del Mazo Museo del Prado

Vista de Zaragoza, Juan Bautista Martínez del Mazo, 1647. Museo del Prado

  • Este artículo se publicó en la revista ‘La calle de todas’, el pasado mes de marzo de 2015, con ocasión de la histórica crecida del río Ebro a su paso por la ciudad de Zaragoza

El pasado día 6 de febrero, la Asociación de Vecinos de La Paz realizó una charla sobre el tema que nos ocupa, charla planificada con antelación, para debatir sobre este fenómeno natural que afecta a la ciudad y su entorno. El azar la hizo coincidir  con los episodios de estas últimas avenidas del río Ebro, con los daños y controversias generadas, debate que también surgió entre los asistentes a la misma, sobre sus indeseados efectos y cómo paliarlos.

Apoyándome en los textos del excelente hidrólogo y profesor Alfredo Ollero de la Universidad de Zaragoza, del cual he tenido la suerte de ser alumno, definiremos las inundaciones como un fenómeno natural (con la excepción a las debidas por roturas de grandes infraestructuras hidráulicas como los canales y las presas) que son consecuencia de las frecuentes, crecidas avenidas o riadas, de los cauces naturales, cuyo aumento de caudal es debido a la escorrentía de las lluvias y deshielos que provocan el desbordamiento del cauce menor, y anegan la llanura de inundación, situada a lo largo de las márgenes, pudiendo provocar graves daños humanos, así como perjuicios económicos y sociales, pero también generar con la acción de la dinámica fluvial, la pervivencia de los ecosistemas asociados al cauce. Es un fenómeno frecuente de periodicidad incierta, por lo que las referencias históricas nos tienen que servir para prevenir y minimizar los efectos de las inundaciones.

En la charla, se hizo un somero recordatorio de las inundaciones históricas del río Ebro que han afectado gravemente a Zaragoza, comenzando por las que formaron a finales del siglo XIV unos humedales, conocidos como Balsas de Ebro Viejo, al migrar el cauce del río, abandonando un meandro, estas “balsas” estaban situadas en los actuales barrios del Picarral y el Arrabal, tal como se reflejaba su ubicación en este plano del ejército francés de Zaragoza de 1809.

 

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Extraído de: http://eszaragoza.blogspot.com/2014/04/historias-de-las-balsas-de-ebro-viejo.html

La gran avenida de 1643 que conllevó la destrucción de dos arcadas del antiguo Puente de Piedra, como se constata en la pintura de Juan Bautista Martínez del Mazo.

Y que de su alcance en el casco urbano tenemos un testimonio escrito de un fraile del antiguo convento de Santo Domingo, que da una descriptiva idea de la magnitud de la avenida, viendo la actual fotografía del refectorio del convento:

“A 18 de febrero del año 1643, día de Ceniza, sucedió una inundación del río Ebro tan grande, que no la habían visto ni oydo los nacidos; porque subió más de una vara sobre las murallas del convento, y llegó hasta una línea de ladrillos que está por señal del caso en el salón de la cocina, y enfrente en la pared una piedra negra […] con esta inscripción: «Año 1643, a 18 de febrero, día de Ceniza, a las 4 de la mañana comenzó a crecer el río Ebro. Entre la 1 y las 2 derribó los dos arcos de medio del puente de Piedra, y antes llevó el puente de Tablas. A las 3 llegó hasta esta línea de ladrillos, y entre 6 y 7 comenzó a menguar. Entró en la bodega de casa, y se llevó el vino; rompió las cubas y tinajas del aceite, derribó las secretas de la enfermería, hizo sentimiento el refectorio y el suelo de la celda prioral […] y para reparo de los daños, nos envió el señor Arzobispo de Valencia D. Isidro Aliaga una limosna de 300 libras”. (Texto extraído de “El Ebro desbordado”. Ayuntamiento de Zaragoza. 2011)

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Refectorio del antiguo Convento de Santo Domingo (Predicadores). Actual Centro Documentación del Agua y Medio Ambiente sito en Pº Echegaray y Caballero

La avenida de finales de septiembre de 1787, provocada por los ríos navarros y que solo en la población de Sangüesa produjo 587 muertos, avenida que hizo migrar el cauce del río formando el actual Galacho de la Alfranca.

La avenida del 10 al 13 de enero 1871, muy documentada en sus afecciones a la ciudad de Zaragoza y su entorno, provocando 5 victimas en la ciudad y 3 más en la provincia, rescatándose 76 personas del término, y cuya magnitud se muestra en estos párrafos seleccionados de la prensa de la época:

“El Ebro cubre toda la llanura hasta Juslibol; que la inundación llega en el Arrabal hasta la estación de Barcelona; que las aguas han cubierto el camino del vado del Gállego y los campos inmediatos por detrás del exconvento de Jesús, y que han tenido que ser desalojadas todas las casas del Arrabal inmediatas al río. La Almozara también se quedaba cubierta por las aguas, que llegaron a unos cinco metros del castillo de la Aljafería. “……..a las torres que se hallan situadas en la parte baja del castillo de la Aljafería ha tenido que acudirse con lanchas”. (Extraído del Diario de Zaragoza del 15 de enero de 1871)

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Grabado con el Barrio de la Almozara y La Aljafería de Ricord y Capuz publicado en La Ilustración Española y Americana. Archivo Diputación Provincial de Zaragoza.

En el reciente trabajo de 2013 sobre dicha avenida de R. Galván, J. Losada, J. del Valle y J.M. Arnal, publicado en la Revista de la Real Sociedad Geográfica de España, se recoge que el día 12 de enero de 1871 la calamidad fue ya perfectamente apreciable. A las veinte horas de ese día se registró la punta de la avenida de la que se dice que alcanzó 6 metros sobre el nivel de su curso natural u ordinario (algunas otras referencias hablan de 7 metros), y que el nivel superaba una argolla del puente de Piedra que marcaba la mayor inundación conocida, o que llegaba a la parte superior de los machones que sostenían los arcos del puente. Esta argolla o anilla que pendía de la primera arcada del puente también fue sobrepasada por la avenida de enero de 1961. Esta anilla ya ha desaparecido, pero su ubicación todavía se señala en los planos que se levantaron para su remodelación en 1972.

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Y para finalizar la introducción histórica sobre las avenidas del Ebro, también comentar la crecida de las Navidades de 1961, con el desalojo de localidades de la ribera como Pradilla, que lamentablemente en esta última avenida, se ha vuelto a repetir, y la inundación en nuestra ciudad de las zonas habitadas de Ranillas y Ortilla en el Arrabal. Esta avenida por sus características sirve como referente histórico cercano y muy documentado, dado que su caudal y altura es el mayor registrado en época reciente, 4.130m³/ y 6,32m.

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Foto: Miguel Marín Chivite, Archivo Municipal de Zaragoza

Las inundaciones por avenidas extraordinarias de febrero 2003, y de abril 2007 y la reciente de este año nos demuestran la evidente realidad de la capacidad del río de afectar a nuestra ciudad.

 

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Foto: P. Martínez. Febrero 2003.

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Foto: J.M. Arnal. Abril 2007.

Pero Zaragoza también tiene otros dos ríos Huerva y Gállego que también han provocado intensos episodios de avenidas. En el caso del río Huerva, y tal como se refleja en las crónicas de la época, en el año 1373 se produjeron serios daños en la ciudad de Zaragoza, entre los días 2 y 13 de septiembre de 1830 ya en el primer día dejó arruinados los murallones laterales del “Ojo de la Huerva”, y el día 13 llegó a detener el curso del Ebro, 2 y 5 de septiembre de 1855, también detuvo el curso del Ebro en Zaragoza, en septiembre de 1921 con un caudal estimado de 660m³/s, se rebasó el encauzamiento y subió al Paseo de la Mina. En el pasado siglo, el 20 julio de 1932, se aforaron en Zaragoza 233 m³/s, hubo desperfectos en las inmediaciones del Huerva en Zaragoza y en los pueblos ribereños, y la altura de la lámina de agua quedó 1,60 m por debajo de las obras de cubrimiento del río. Y para finalizar recordaremos la reciente avenida de mayo de 2003, con un caudal en Zaragoza superior a los 80m³/s, que provocó inundaciones en las cercanas poblaciones de Cuarte y Cadrete, e inundó alguna urbanización del entorno de Zaragoza.

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 Foto: Avenida 2003 estación de aforos CHE Río Huerva. Parque Grande de Zaragoza

En el caso de las avenidas del río Gállego la avenida del día 1 de junio de 1979 con 1.314m³/s, es la mayor registrada en la estación de Aforos de Ardisa desde 1912, el 23 de noviembre de 2003 se registraron en la misma estación 1.197m³/s. Sus avenidas provocan afecciones en los barrios rurales de Peñaflor, San Juan de Mozarrifar, Montañana y Santa Isabel, así como en el barrio de Vadorrey con el corte del tráfico por anegamiento de la Ronda Hispanidad, esta situación es incomprensible por la falta de adecuación a las avenidas tanto del Ebro como del Gállego, de una infraestructura de reciente factura, tal como se acreditó en la avenida del 21 de octubre de 2012.

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Foto: elcorredordelebro.blospot

El caso del Gállego es paradigmático de la ocupación del espacio de movilidad fluvial del río, como se constata en las siguientes imágenes de 1956 y 2012.

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Imágenes del SITEbro- CHE

No solo nuestros ríos inundan, también otros cauces que discurren por el término de la ciudad como es el caso del “Barranco de la Muerte” del distrito de Torrero-La Paz, que ya en la Guía de Viajeros de Zaragoza de 1860, lo describía textualmente como “gran torrente” (sic) y que en julio de 2006 debido a una fuerte tormenta provocó el corte de la Ronda Hispanidad, situación que conllevó una actuación municipal en 2012 con la construcción de unas balsas de tormenta en su cauce en la parte sur del Cementerio de Torrero. Esa misma tormenta también provocó el anegamiento del polígono industrial de la Cartuja situado en una zona agrícola históricamente afectada por las escorrentías, con el desalojo de varios cientos de trabajadores y graves daños materiales, debidos a la “barrancada” del Barranco de Funes y otros dos de menor entidad, a lo que coadyuvó la deficiente urbanización del suelo y el efecto barrera y de concentración de escorrentía de las infraestructuras viales (ferrocarril y carreteras).

 

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Foto aeroplano 1927, CHE. Cauce del Barranco de la Muerte

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Cauce actual “Barranco de la Muerte” (paso bajo acueducto Canal Imperial en Ronda Hispanidad). Foto: J.M. Arnal

Desde el año 1945 en la estación de medición de caudales (aforos) en Zaragoza, situada primero en la antigua pasarela colgante, luego en el Puente de Piedra y a partir de los años 70 en su ubicación actual del Puente de Santiago, se han registrado más de 30 avenidas iguales o superiores a la denominada “máxima avenida ordinaria” o sea ≥2.000m³/s. El Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables de 2014, recoge en sus mapas de peligrosidad la zona urbana de Zaragoza que se encuentra dentro de una Área con Riesgo Potencial Significativo de Inundación (de las 46 ARPSIs de la cuenca del Ebro) con la catalogación de “probabilidad media de inundación” en aplicación de los criterios recogidos en la Directiva europea de Inundaciones. En la siguiente imagen vemos el mapa que corresponde al periodo de retorno T100 (o sea la avenida que igualaría o superaría el caudal de 4.246m³/s, caudal similar a la avenida de 1961), este caudal es estimado a régimen natural esto es, sin la capacidad de laminación de los embalses situados aguas arriba por el hipotético caso extremo de llegar a su plena capacidad de embalse (Embalse del Ebro, Itoiz, Yesa, Mansilla, etc) y sin la protección de las motas, porque éstas son infraestructuras permeables y fungibles. Los calados de agua reflejados en las láminas de inundación van de los 0,30cm en  color azul más claro, a más de 2m en  azul más oscuro. La población en riesgo de ser afectada sería superior a las 80.000 personas.

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Imagen extraída del SNCZI del SITEbro-CHE.

En esta última avenida, se han vuelto a manifestar las contradicciones sociales que conlleva este fenómeno, en primer lugar es necesaria nuestra solidaridad con los directamente afectados y que las administraciones públicas pongan en funcionamiento las justas ayudas para el resarcimiento de los daños, pero también hay que implementar medidas que palien y minimicen las afecciones, ya en el 2005 después de la avenida extraordinaria de 2003, el Gobierno de Aragón elaboró el Plan Ambiental del Ebro y del Bajo Cinca, plan todavía no ejecutado, y ahora sujeto a revisión (sic) según la reciente Ley de Aguas y Ríos de Aragón, el cual ya era un buen instrumento para devolver el espacio de movilidad fluvial al río (retranqueo de motas, blindaje de cascos urbanos, etc), y por otro lado ordenar los usos del suelo (cambio de cultivos, ubicación de granjas, medidas agroambientales, y de compensación con seguros agrarios, etc). Estos días hemos vuelto a ver diversos ejemplos de la cruda realidad de usos del suelo no apropiados, como granjas repletas de animales en zonas inundables, parcelaciones ilegales que llevan décadas construidas y habitadas bajo cota  de anegación, incluso una residencia de ancianos evacuada en el barrio rural de Monzalbarba. Por otro lado la Confederación Hidrográfica del Ebro también presentó un conjunto de medidas paliativas (áreas de inundación controlada, cauces de alivio, permeabilización de infraestructuras transversales al cauce, y los controvertidos dragados puntuales), para todo el tramo medio del río (La Rioja, Navarra, Aragón) de las que se han ejecutado solamente algunas de ellas. Y en lo que se refiere a las edificaciones e infraestructuras urbanas de nuestra ciudad, es necesario adecuarlas a la subida del agua, ya sea por inundación directa o por elevación del nivel freático (garajes, locales comerciales, viales, colegios, parques, etc).

A su vez, en estos momentos está en curso el procedimiento de información pública los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación, también dimanantes de la Directiva europea de Evaluación y Gestión del Riesgo de Inundación. Los planes de gestión tienen como objetivo lograr una actuación coordinada de todas las administraciones públicas y de la sociedad para reducir las consecuencias negativas de las inundaciones, basándose en los programas de medidas que cada una de las administraciones debe aplicar en el ámbito de sus competencias para alcanzar el objetivo previsto.

En Zaragoza, el debate social sobre “qué hacer en el río Ebro”, ya se inició con las actuaciones de la Expo, y el proyecto de navegación fluvial con su cadena de despropósitos (bajada de la cota del azud proyectado por probable afección a las viviendas cercanas, rebaje del Puente de Piedra, dragados periódicos para dar calado suficiente para el paso de embarcaciones, originariamente con un diseño  inadecuado a las características del río, la fallida estación náutica de Vadorrey, etc), a lo que se añade el proyecto del Ayuntamiento del dragado entre los Puentes de la Almozara y Santiago para retirar la playa de gravas depositadas por el río en las últimas décadas a la orilla del Club Deportivo Helios . Personalmente estimo que hay que diferenciar las cuestiones derivadas de la prevención del riesgo de inundación de otras, por lo que es conveniente primero dejar trabajar a los técnicos para que luego, los ciudadanos, tanto representados por los partidos políticos con presencia institucional, como por el resto del tejido asociativo de la ciudad, decidan las prioridades, y “para qué y en dónde” se destinan los recursos públicos. Es comprensible que los vecinos ribereños y sus asociaciones vecinales tengan una percepción diferente de las consecuencias de las inundaciones ya que son los directamente afectados o en riesgo,  como ya se ha visto en este último episodio de avenida.

Como vecino de Zaragoza y miembro de una asociación vecinal de un “barrio en alto”, mi compresión y solidaridad con los barrios “a pie de río”, pero es necesario llegar a un gran acuerdo social entre todos que permita, de una parte dar un determinado grado de seguridad a los directamente afectados por las inundaciones de nuestros tres ríos (barrios rurales, Almozara, Actur-Rey Fernando, Arrabal, Vadorrey, etc) y por extensión de todas las riberas del entorno de Zaragoza con criterios homogéneos pero adaptados a cada caso, que permitan los usos tradicionales agropecuarios, y por otra hacer posible los usos lúdicos con la tradicional navegación deportiva del Ebro en su tramo urbano, y todo ello con respeto a la normativa ambiental y a las prioridades económicas de nuestra  ciudad y de la comunidad autónoma con su competencia estatutaria en defensa de tramos urbanos.

 Juan Manuel Arnal Lizarraga. Licenciado en Geografía.

 Vicepresidente de la Asociación de Vecinos de La Paz

 

Bibliografía básica

  • Plan Ambiental del Ebro y del Bajo Cinca. Gobierno de Aragón, 2005
  •  Plan Especial de Protección Civil de Emergencias por Inundaciones en la Comunidad Autónoma. Decreto 237/2006 del Gobierno de Aragón.
  • Territorio Fluvial. Alfredo Ollero. Bakeaz, 2007.
  •  Catálogo Nacional de Inundaciones Históricas. Dirección General de Protección Civil y Emergencias, 2008.
  • Evaluación y gestión de los riesgos de inundación. Directiva europea 2007/60/CE y Real Decreto 903/2010
  • El Ebro desbordado. (Catálogo de la Exposición). Ayuntamiento de Zaragoza, 2011.
  • Guía Metodológica para el Desarrollo del Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables. Ministerio de Medio Ambiente, 2011.
  • La inundación del Ebro de 1871 en Zaragoza. Rogelio Galván, Javier del Valle, José Ángel Losada y J. Manuel Arnal. Boletín de la Real Sociedad   Geográfica de España Tomo CXLIX, 2013.
  • Guía Metodológica sobre buenas prácticas en Gestión de Inundaciones. A. Ollero. Ecodes, 2015.
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