El caudal en estiaje del río Ebro en Zaragoza

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El Ebro, a su paso por Zaragoza bajo el Pabellón Puente, el pasado verano. Foto: Juan Cruz Fuentes

  • Este artículo sobre las variaciones del caudal del Ebro, a su paso por Zaragoza, durante los meses de verano se publicó en la revista ‘La calle de todas’ el pasado mes de septiembre de 2015

A mediados del pasado mes de julio, una fotografía del cauce semiseco del Ebro de uno de los dos brazos en que el apoyo central del Pabellón Puente divide al río, desató una viva polémica en las redes sociales sobre el caudal del río paso por la ciudad. Esta situación sorprendía a muchos después de haber soportado grandes caudales en enero y febrero.

 

En mi anterior artículo publicado en esta web, sobre las crecidas en el entorno de Zaragoza, ya se vio el comportamiento como río mediterráneo del Ebro, esto es, elevados caudales en invierno y primavera (ver gráfico), y severos estiajes veraniegos (ver gráfico). Como contrapunto al anterior artículo, recogeremos seguidamente algunos datos y reseñas interesantes sobre los caudales de estiaje, en la línea argumental que nos conduce desde de lo acaecido en el pasado, hasta la situación actual.

El caudal en estiaje del río Ebro en Zaragoza

                              Fuente: C.H.E. Periodo 1912-2008

Es evidente que los estiajes del río se acentúan en años de sequías extremas. los meterólogos Alfonso Ascasoy Manuel Casals en su trabajo de 1981 titulado Periodos secos y sequías en la Depresión del Ebro, recogen que ya se mencionan en los Anales de Zurita una gran sequía en 1219, y otras sequías generales en los años 1255 y 1262,más tarde en 1529 hay constancia documental de que el río Ebro “casi se secó”. A partir de 1683 se conocieron sequías severas en Aragón, pues desde esa fecha se tienen noticias de las rogativas y procesiones en petición de lluvia con elSanto Cristo de La Seo de Zaragoza, en los años 1683, 1703, 1803, 1924, 1945 y 1948.

A mayor abundamiento de las sequías históricas, un interesante y documentado trabajo de 2012 tituladoReconstrucción de los episodios de sequía en el nordeste de España a partir de las ceremonias de rogativas,del apreciado profesor y climatólogo J. María Cuadrat, del cual fui alumno, en las conclusiones del estudio se constata que en el siglo XVIII la existencia de periodos secos es muy evidente, destacando que en el periodo de 1765 a1790 se concentraron años de sequía de carácter extremo, desde mediados de siglo XVIII hasta principios del XIX, hubo una fuerte irregularidad climática con fenómenos  meteorológicos extremos con severas sequías y grandes inundaciones.

Estas sequías y la consiguiente la falta de caudales en los ríos, conllevaron la necesidad de garantizar los regadíos existentes en los alrededores de Zaragoza promoviéndose diversas actuaciones en obras hidráulicas; en un curioso libro titulado El Canal Imperial de Aragón prologado por el Ing. del Director del Canal, Antonio Lasierra Purroy editado en 1932, se recoge en los precedentes de la Acequia Imperial,  precursora del Canal, que en el sigloXVI Zaragoza tenía completados sus sistemas de riegos derivados del Gállego, Jalón y Huerva, siendo las luchas frecuentes y enconadas en épocas de sequía con los regantes situados aguas arriba de las tomas para los regadíos zaragozanos. Los últimos años del siglo XV fueron extraordinariamente secos, quedando estos tres ríos en 1492prácticamente secos, llegando al extremo en 1496 a armarse una tropa concejil a instancias de los regantes de laAlmozara para destruir los azudes aguas arriba del Jalón. Estos episodios nos pueden dar idea del escaso caudal que debía llevar el Ebro en los estiajes de esos años teniendo en cuenta lo descrito de la situación de sus afluentes.

Para valorar el potencial hidráulico de la cuenca del Ebro, en el verano de 1863 se efectuó el un reconocimiento hidrológico del Valle del Ebro por el ingeniero Antonio de Mesa, y que a lomos de caballería, recorrió el cauce aforando los caudales circulantes en varios puntos de la cuenca, siendo el aforo de Zaragoza realizado enfrente del antiguo convento de San Francisco situado en el barrio Jesús, con un caudal ligeramente superior a 28 metros cúbicos por segundo (ver imagen de la reproducción del informe del aforo de 1865).

El caudal en estiaje del río Ebro en Zaragoza

 

En un informe de 1905 sobre la sequía en Aragón elaborado por la Asociación de Labradores de Zaragoza, consta que en el estiaje de 1870 se aforaron 14m³/s en Zaragoza. Como vemos, muy inferiores al del día de la polémica fotografía que era de 35 m³/s.

El caudal en estiaje del río Ebro en Zaragoza

El Ebro en estiaje a su paso por el Puente de Piedra a principios del siglo XX

El facsímil del informe de 1865 antes mencionado, publicado por la Confederación Hidrográfica del Ebro en 2009, excelentemente introducido y comentado por Rogelio Galván ingeniero e historiador, el cual compara y analiza también los datos oficiales sobre caudales del Ebro en Zaragoza en el periodo de 1912 a 1947 antes de la construcción de las grandes presas, y en particular del Embalse del Ebro que regula el río desde la cabecera, y que para el mes de julio dan unos caudales medios de 14,5m³/s, Galván a la vista de los datos y comentarios de este informe de 1865, llega a la conclusión entre otras consideraciones, de que la alteración desde hace siglos de los caudales en los tramos bajos de los ríos de la cuenca del Ebro, es debida al efecto de las detracciones para los regadíos en confluencia con el estiaje veraniego. Pero hubo años en este periodo se dió en el mes de julio, un caudal medio diario mínimo muy inferior a la media, llegando a los 9m³/s en alguna ocasión.

A partir de la entrada en servicio en 1945 del ya mencionado Embalse del Ebro situado Cantabria, tal como se recoge en “El comportamiento hídrico del río Ebro en su recorrido por Aragón” trabajo publicado en 2004 suscrito por los geógrafos A. Ollero, M. Sánchez. J. A. Losada y C. Hernández, que para el periodo 1943-2001, contabilizan123 días de estiaje en Zaragoza con un caudal inferior a los 30m³/s.

En los últimos años del siglo pasado y en la actualidad el volumen de agua en estiaje que pasa por nuestra ciudad viene condicionado por el caudal ecológico fue fijado en 1996 por la C.H.E para el Ebro en Zaragoza en 30m³/s, y en la vigente normativa hidrológica de 2015 para el mes de julio, dicho caudal ecológico puede variar entre 30 y11,37m³/s, dependiendo de las condiciones de calidad de las aguas, así como de las de sequía.

Como se infiere de lo arriba mencionado, el caudal del Ebro en estiaje ha sido puntualmente muy dispar a lo largo de los siglos, y en la actualidad su volumen está muy alterado y condicionado a los aprovechamientos aguas arriba de la ciudad, tanto en el cauce principal como en sus afluentes, a lo que se añade la intensa reforestación en cabecera de los ríos durante la primera mitad del siglo XX, que ha hecho disminuir la escorrentía a los cauces; los desembalses y la laminación de las presas modifican sustancialmente el volumen de agua que circula por el cauce y su régimen, sea para bien o para mal según se valore. El futuro de las previsiones de los efectos del cambio climático, apunta a un aumento de los fenómenos extremos meteorológicos con la alteración del régimen de precipitaciones, por lo tanto el caudal de los ríos sufrirá grandes variaciones. La gobernanza y gestión del agua serán fundamentales para garantizar y compatibilizar los usos y el buen estado ecológico del río, a su paso por nuestra ciudad.

Juan Manuel Arnal Lizarraga es licenciado en Geografía.

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